Recuerdo que al conocernos, llamaste mi atención… Te miré y dije: En serio el va conmigo? Obviamente todo primero entra por la vista, me gustó su altura, que fuera como fuerte y grande, me gustó su sonrisa y su mirada. Esa mirada que a veces me intimidaba, y me hacía preguntarme ¿Por qué me mira tanto? No sabía si era porque me encontraba parecida a alguien, porque le llamaba la atención o no sé. Pero sé que intentaba mirarlo discretamente para no alertarlo, para no hacerle notar que algo dentro mío había provocado. Lo encontraba misterioso, él era impredecible. Con los días ló único que quería que fuera aquel día jueves a las 2 de la tarde para verlo, y como nunca me había pasado, con él no sabía que hacer, ni como hablarle, o como llegar a él, me sentía como una tonta, no entendía que provocaba él en mí. Comenzamos a hablar, él se veía interesado en mis cosas, en conocerme, hablábamos toda la madrugada, a veces hablábamos por teléfono, y compartíamos nuestro mundo. Siempre me decía a mi misma que él me gustaba y que e debía alejar, y lo intenté dejé de hablar con él por un tiempo breve, pero no pude, no pude romper eso que sentía. La primera vez que estuvimos juntos a solas, estaba más que nerviosa, ningún hombre me había provocado eso… Conversamos, nos reímos, sin decir nada, ambos sabíamos que estaba pasando, de un momento a otro, recuerdo que me agarró por la cintura y intentó darme un beso, yo me corrí y dije que no. No se imaginan todo lo que sentí cuando me agarró por la cintura y me acercó a él, en ese momento yo dije, este hombre es para mí. Y así fue, a los días concretamos ese beso, los mejores besos, la mejor química y conexión que se puede dar entre dos personas. El tiempo pasó, me enamoré y lo amo como nunca he amado, y como ya nadie ama, lo amo para luchar por él, para no rendirme, para quedarme junto a él pase lo que pase.
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